Estas líneas deberán leerse necesariamente el 25 de mayo de
2110.
Se pretende que deje un testimonio del paso del Bicentenario
de la Revolución de 1810 por nuestra patria chica, Ituzaingó.
Trataré de estar a la altura que estas circunstancias
requieren y que los vecinos memoriosos aconsejan.
2 veces 100 años no pueden haber pasado desapercibidos por
una ciudad –que revolución de los autonomistas mediante- cumple el 10 de
diciembre 15 años.
Una ciudad que supo de cabildos abiertos en ocasión de
estafas cloacales y de división de municipios.
Una ciudad que repartió escudos y no escarapelas de la mano
de Teresa Cozza de Fumegas.
Una ciudad que a pesar de sus gobernantes, sueña con una
identidad propia, porque también sus hijos somos descendientes de los que como
colonos vinieron de los barcos.
Una ciudad tan añorada por los que tuvieron que emigrar por
otro tipo de amores o motivos particulares.
Una ciudad que por joven todavía desperdicia una ubicación
geográfica estratégica entre Gaona y el Buen Ayre.
Una ciudad que desea instituciones trabajando ni peleadas ni
pegadas con el poder de turno.
Una ciudad con edificios elegantes bien distribuidos y
muchas calles arboladas y plazas para disfrutar.
Una ciudad que explote en todos sus barrios las
manifestaciones culturales que tenemos en nuestra genética con un Estado
municipal expectante y para nada espasmódicamente omnipresente.
Una ciudad que teniendo en su nombre todas las vocales menos
la E, la compense con un Estado Eficiente con Energía y en definitiva Emprendedor.
Es nuestro deseo de cara al próximo Centenario con la esperanza
de que comience a plasmarse con un cambio en las próximas elecciones del 2011.
Nota: Si usted llegó hasta aquí es debido a su impaciencia,
por lo tanto es probable que no haya alcanzado a comprender la esencia de lo
que nuestro director trató de volcar en este editorial.
Daniel Jorge Galst